Cuando eras pequeña fantaseabas sobre cómo sería tu vida, con un vestido blanco y tu príncipe azul llevándote a su castillo sobre las colinas; por la noche te echabas en la cama, cerrabas los ojos y te abandonabas a tu fe.
Santa Claus, el Ratoncito Pérez, el príncipe azul estaban tan cerca que los saboreabas; pero vas creciendo, y un día abres los ojos, y los cuentos de hadas han volado. La mayoría de la gente acude a aquellos en quienes confía.
La cuestión es que es difícil dejar que los cuentos de hadas desaparezcan; a casi todo el mundo le queda una mínima esperanza de que un día abrirá los ojos y verá que se han hecho realidad. Pero un día te das cuenta de que los cuentos no son exactamente como habías soñado.
El castillo, puede que no sea un castillo; que el príncipe no exista o simplemente que no es tan importante eso de ser felices para siempre y basta con ser felices en el momento.
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