8 de mayo de 2011

Una etapa que llega al final.

 La clave para ser un buen estudiante es aquello a lo que renunciamos: horas de sueño, fiestas con amigos, una vida normal. Lo sacrificamos todo por ese único momento emocionante, ese momento en el que legalmente te puedes llamar universitario, pero hay días en los que hacer esos sacrificios parece una locura... y luego están los días en los que todo parece un sacrificio y, por último están los sacrificios que ni tu misma sabes porque estás haciendo.

Un hombre sabio dijo una vez que puedes tener todo en esta vida si sacrificas todo lo demás por ello, lo que quería decir es que nada viene sin un precio a pagar así que, antes de entrar en batalla, más vale que decidas cuanto estás dispuesto a perder por ello.

Ahora llega el final de una étapa. Cuando eras pequeña pensabas en como sería tu vestido y calculabas los años que quedaban para ese momento para la graduación. Pero ahora ya esta ya llega ese momento y provoca una mezcla de sentimientos; se cruza la alegría de acabar, con el miedo de empezar algo desconocido para nosotros, la pena por dejar a los profesores y ese colegio que ha sido como una segunda casa. Pero sobre todo lo que más pena me da es saber que en unos meses volveré a estar sentada en un aula pero ya no tendré a la rubia delante para hablar de mil cosas o a E. y a S.  para reírnos de mil cosas o al chino europeo para que me ponga caras. O esas 60 personillas que poco a poco han ido formando parte de mi.
Seguiremos quedando, nos iremos de compras, nos veremos todas las semanas. Miles de promesas que son bonitas pero ¿se realizaran? Eso ya es más complicado de saber y solo el tiempo nos lo dirá.

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